martes, 22 de enero de 2008

Una Nueva Era (Relato FCF)

UNA NUEVA ERA



Prestad atención, pues la historia que voy a contar son los sucesos que han marcado vuestras vidas, aun antes de que ninguno de vosotros hubiera nacido. Es la historia de cómo el mundo cambió y de cómo ha llegado a ser de la manera que vosotros lo conocéis ahora…

Año 2131

Todo empezó sin previo aviso, y la verdad no recuerdo muy bien los hechos, solo se que mi casa empezó a moverse… Yo estaba tumbado en la cama de mi habitación, cuando el suelo empezó a temblar. Vivía en una zona con una bajísima probabilidad de sufrir terremotos, y yo, me asusté bastante. No sabía como reaccionar, no sabía que tenía que hacer. Al final, conseguí ponerme en pie, y me dispuse a bajar a la planta baja.

Salí a la calle, la gente corría histérica por el pueblo; locales destrozados, tejados derruidos, árboles derribados… El pánico me invadió, y empecé a correr, arrastrado como una hoja, por la marea de gente que corría en dirección al río…”Allí estaremos seguros” pensábamos para nuestros adentros, que ingenuidad la nuestra…

Al fin, el terremoto paso, y nos dispusimos a ir al pueblo, o a lo que quedaba de él, a ver cuales eran los destrozos, y que se podía hacer para paliar los daños. Cuándo llegamos no había electricidad, las redes eléctricas estaban destrozadas; no había agua, pues no quedaba una sola cañería sin romper; y ninguno sabía como actuar…

Con nuestros más y nuestros menos, conseguimos organizarnos: algunos repararían desperfectos, otros traerían agua, otros irían a buscar ayuda, y así, todos nos pusimos todos a trabajar…

Cuando el grupo que tenia que ir a buscar ayuda intentó montar en un camión y partir hacia la ciudad más cercana, nos dimos cuenta de que ningún motor de todos los que había en el pueblo funcionaba. Nuestros relojes tampoco. Nada que llevara pilas, funcionaba, era todo muy extraño…Al final, nos pusimos a trabajar, mientras el grupo de auxilio partió andando…

A los pocos días, todo parecía mucho mejor, habíamos trabajado mucho, y los progresos eran grandes, las casas recobraban su estado normal, las calles estaban ya casi despejadas de escombros, pero seguíamos sin agua y sin luz… La comida escaseaba, y el agua corriente también, el miedo empezaba a hacer mella en la gente.

El grupo que salió en busca de ayuda llegó, y las noticias que trajeron no fueron para nada alentadoras... Según parecía, había habido terremotos en todos los lugares del mundo, y en ningún lugar se había conseguido recobrar la normalidad, pues por más que se intentaba, no se podía restablecer la corriente eléctrica, y todo aparato electrónico había dejado de funcionar. Empezaban a darse saqueos, robos y altercados, los antidisturbios de las grandes ciudades no daban abasto, y el caos comenzaba a hacer mella en las grandes poblaciones.

Por nuestra parte, decidimos seguir reconstruyendo el pueblo, para que cuando todo se solucionase pudiéramos volver a la normalidad…De repente el suelo empezó a temblar de nuevo, esta vez con más intensidad que la vez anterior…Todo se derrumbo, caí al suelo, y mi alrededor se torno oscuro…

Desperté según tres días después en un hospital de campaña instalado a unos pocos kilómetros de mi pueblo. Me había caído un árbol encima. Seguíamos sin luz, sin electricidad, no teníamos nada. En ese momento me di cuenta de lo importante que es algo en lo que no reparábamos, la electricidad.

Me explicaron que las relaciones entre las grandes naciones estaban muy mal, los políticos culpaban a los países vecinos por el desastre, y la guerra parecía inevitable…Ojalá que no fuera asi…Un nuevo temblor sacudió la tierra…

Año 2134

Los terremotos habían acabado con las grandes ciudades y la tecnología, las guerras, el hambre y las epidemias, con la población…

Nadie sabe a ciencia cierta por que ocurrió lo que ocurrió. Algunos científicos, antes de que las guerras comenzaran, apuntaban que un cambio en las corrientes de convección del manto y del núcleo, habían provocado los terremotos que aun seguíamos sufriendo, mientras a la vez habían creado un campo magnético unas 200 veces superior al anterior, que inutilizaba todo aparato electrónico. Otros apuntaban que un ligero cambio en la órbita de terrestre o en la lunar había provocado todo esto. Y así, multitud de teorías, a cada cual más disparatada, y que no son lo que me ocupa en esta historia.

Durante meses, terremotos tras terremotos fueron destruyendo el planeta, todo lo que conocíamos cambió rápidamente, y no parecía querer volver a la normalidad. Poco a poco los terremotos fueron menguando, tanto en intensidad, como en abundancia… Pero dejaron a su paso un rastro de destrucción y muerte difícilmente igualable; a su vez, mientras se apagaban, dejaban paso a un ser aun más devastador: el hombre.

En cuanto se pudieron organizar los ejércitos, la guerra estalló, países enteros entraron en guerra, unos en busca de cobijo, otros en busca de energía… Empezaba la peor y más cruenta guerra hasta entonces conocida.

La humanidad enloqueció. Nadie estaba a salvo, se empezaba a matar por un litro de agua, o un currusco de pan. Las guerras habían durado mucho tiempo, y tanto el mundo como la humanidad se resentían.

Cuatro años de guerra habían devastado el planeta. La población mundial se redujo a su centésima parte. Los grandes imperios cayeron, EEUU, China , Japón… Ninguno se salvó. A los dos años del primer terremoto, la guerra comenzó a ser una lucha por la supervivencia, pero no de países en sí, sino de una lucha por la supervivencia del individuo… la tecnología involucionó enormemente, pues no volvimos a tener electricidad. Los sistemas informáticos, las calefacciones, las fábricas, todo dejó de funcionar, si no por estar destruido, a causa de terremotos o disturbios, por falta de gente, o simplemente por falta de luz. Volvimos a la Edad Media, el más fuerte era el que mandaba.

Los supervivientes no sabíamos que hacer. Estábamos solos en el mundo, sin ayuda. Lo mejor era agruparse, y permanecer unidos.

Se crearon clanes, bandas, grupos y todos ellos luchaban por comer, por beber, por un lugar adecuado para vivir. La guerra paso a ser una guerra de guerrillas entre clanes, que sumió a la población de todo el planeta. Se luchaba por cualquier cosa, agua, pan, refugio… Cualquier cosa era motivo para guerrear.

No se piensen ustedes que esas guerras eran como antes de los cataclismos, pues no es así. No disponíamos de armas de fuego. Se luchaba con palos, piedras. Una espada era un arma poderosa.

Cuando dos clanes se enfrentaban, no bastaba con conseguir lo que se había ido a buscar. Sino que uno de los dos clanes era exterminado. Como dije, la humanidad enloqueció.

Yo había sido escogido como líder de mi clan. Éramos veinticinco, dieciséis hombres, y nueve mujeres. Un clan muy numeroso, pues la mayoría de los clanes no pasaban de las quince personas. Además, el hecho de tener a seis mujeres en el clan nos aseguraba el hecho de tener ventaja en las negociaciones. No me gustaba ofrecer sexo como moneda de cambio, pero en el mundo en el que nos encontrábamos por aquel entonces, era la mejor y más preciada moneda después de la comida y el agua.

Vivíamos en las ruinas de una gran mansión, habíamos reparado los tejados, y las paredes, y teníamos buenas provisiones de comida y agua. Los terremotos ya no eran tan abundantes, solo dos o tres al año, y de una fuerza ínfima en comparación con los que azotaron el planeta años atrás.

Habíamos conseguido establecernos en un lugar tranquilo, lejos de las guerrillas, y poco a poco, estabas consiguiendo vivir felices y en paz. Ningún otro clan sabía de nuestra existencia, pues no escondíamos para evitar ser masacrados. Lo único que buscábamos era poder vivir en paz. Lo conseguimos durante un breve periodo de tiempo, pues no nos imaginábamos lo que se nos venía encima.

Un día llegaron noticias alarmantes. Un ejército se había armado y consolidado, y estaban reclutando gente. En pocos días llegarían hasta nuestro asentamiento y los nervios y el pánico, empezaron a despertar de nuevo. ¿Qué debía hacer? Alistar a todo el clan en ese ejército, o por el contrario negarme y exponerme a que mataran a toda mi gente. Por el momento, decidí esperar, a lo mejor solo era un rumor sin fundamento, basado en la imaginación de un loco. Esperaba que fuese así…

No tarde en enterarme de que no, mis esperanzas se truncaron al oír a lo lejos un ruido que hacia cuatro años que no escuchaba: UN MOTOR. Salí a recibir al convoy. Numerosos coches, camiones, motos y demás artilugios que no había vuelto a ver desde el comienzo de los terremotos aparcaron delante de nuestro “”poblado””.

Cientos de soldados uniformados, salieron de los camiones y formaron delante de ellos. Era extraño, no llevaban armas, ni siquiera un mísero cuchillo.¿ Un ejército sin armas?¿ Que sentido tenia aquello?

De un coche del convoy bajo un hombre mayor, vestido con uniforme militar, parecía un alto rango, aunque yo en mi ignorancia, no sabía distinguirlo. Necesitaba bastón para andar, y su pelo era blanco como la nieve, caminó lentamente hacia mí, seguido por tres de sus hombres, también desarmados. Mientras se acercaba yo examinaba la situación, pero no veía salida posible. Al fin llegó hasta donde yo estaba y dijo:

-Amigo, no voy a engañarte. No venimos a ayudarte a ti, venimos a ayudar al mundo. Te ofrezco la posibilidad de unirte a nosotros, y si no lo haces no habrá ninguna represalia. Solo tendrás esta oportunidad, pues partiremos y no volveremos a pasar por aquí.

Parecía muy convencido de lo que decía, pero: ¿Como un hombre así, podía ayudar al mundo? No lograba entenderlo. Me temblaban las piernas, era una decisión difícil, me armé de valor, y con la voz temblorosa acerté a decir: “¿ Como puede usted ayudar ? ”. El hombre me sonrió y me invito a que le siguiese hasta uno de los camiones. Le seguí, no se por que, pero parecía muy seguro de que lo que allí vería me convencería.

Llegué al camión y me invitó a subir a la parte de atrás. Yo obedecí sin chistar, y una vez arriba esperé a que me enseñara eso que habría de ayudar al mundo. De repente un militar pulsó un botón, y la puerta de atrás del camión, por la que había subido, se cerró. Estaba a oscuras. Una luz se encendió, pero no una luz cualquiera, una bombilla, era una miserable bombilla… Pero ¿como? ¿cuando?, tantas preguntas se venían a mi mente…

Salí del camión impresionado y con muchas ideas en mi cabeza, muchas incógnitas sin resolver y mucho miedo por lo que habría de venir a continuación. Aquel hombre me explicó que la falta de electricidad había sido provocada por cambios en el campo magnético terrestre, no sabía por que, ya que todas las teorías expuestas habían sido buenas, pero sabía que era aproximadamente 200 veces más intenso, que el de antes de los cataclismos. Dijo que la solución era simple, y él, sólo la había encontrado. Me expuso que buscaban reclutar gente, no para combatir, si no para construir, su idea era reconstruir todo lo que los terremotos y las guerras habían devastado, y aunque sabía que no lo llegaría a ver, esperaba que se consiguiera.

No se por que, pero tenía fe en este hombre, y me embarque ciego en su causa, que no era suya, sino de la humanidad…

Año 2164

Habían pasado treinta años desde que enrolé en aquel “ejército”. Los veinte primeros años, nos dedicamos a viajar reclutando gente, y, aunque había numerosa gente que no venía con nosotros, la gran mayoría se embarcaba con nosotros en nuestro cometido.

Poco a poco, me fue haciendo amigo de aquel hombre. Me explico como descubrió lo ocurrido, como ideó la solución, todo… Hasta tal punto, que llegue a ser su mano derecha y él, mi mejor amigo. Quedaba poco para empezar a construir de nuevo, a volver a cimentar una civilización.

Hoy mi amigo esta muerto y yo soy el líder de toda esta gente. Trabajamos día y noche, creamos centrales hidráulicas, térmicas; conseguimos tener radio, red eléctrica… los avances, para ser sincero, han sido pocos, pero trabajamos y trabajaremos por mejorar.

Había conseguido vivir feliz, me había casado y había tenido un crío. Me llevaba bien con casi todo el mundo, y la tarea que estábamos llevando a cabo hacía que me sintiera realizado.

Ahora, solo tengo un deseo: Ojalá la humanidad nunca vuelva a ser como lo fue antaño y podamos reconstruir un mundo de paz. Ojala no tengamos que vivir mas guerras… Ojalá…

Año 2230

Hace cincuenta años que murió mi padre y me encomendó a mí que siguiera con su tarea, pues me preparó específicamente para ello, y por supuesto tenía mucha confianza en mí.

La humanidad parece otra. Nos hemos instalado todos en una nueva ciudad. Seguimos siendo pocos, pues no pasamos de los diez millones, pero podemos asegurar que somos los supervivientes, los perpetuadotes de nuestra especie.

Nos hemos endurecido. Somos más fuertes, sobre todo mentalmente. Hemos conseguido crear una sociedad, que hubiera sido tachada de utópica un siglo atrás. Restablecimos corriente eléctrica, creamos un canal de TV, volvemos a tener medios de transporte. Funciona de nuevo todo aparato eléctrico, y , aunque no hemos vuelto a tener la misma tecnología que antes de los cataclismos, volvemos a ser la especie dominante en el planeta, estatus que perdimos durante casi un siglo.

Hoy puedo decir, que estoy satisfecho con el trabajo de toda la gente. Antes, algunos sólo luchaban por su patria, ahora todos luchamos por reconstruir a la humanidad. Empieza una nueva era.

De repente, un temblor sacudió la tierra…

No hay comentarios: